A fecha de la publicación de esta entrevista, Marina Rueda Flores no solo es 14 veces campeona de España y top 10 mundial en lucha olímpica. También ha cumplido otra de sus metas: ha defendido con éxito su tesis doctoral en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, convirtiéndose oficialmente en doctora. En esta conversación, Marina comparte cómo ha logrado compaginar el alto nivel deportivo con una carrera académica de máximo nivel, cómo ha vivido el paso de estudiante a profesora universitaria, y qué papel ha jugado el Programa de Atención a Deportistas (PROAD) en este camino lleno de esfuerzo, renuncias… pero también grandes logros. Su historia inspira, y demuestra que la carrera dual no solo es posible, sino que puede ser un motor de transformación personal y profesional.
Pregunta: Si haces un repaso desde tus primeras competiciones, ¿cuándo sentiste que la lucha iba a ser más que una afición? ¿Hubo un momento en el que pensaste: “esto va en serio”?
Marina: Buenos días, estoy encantada de poder hacer esta entrevista con vosotros. Recuerdo claramente el momento en el que supe que la lucha iba a ser más que un simple hobby: fue en 2009, cuando gané mi primer Campeonato de España. Hasta entonces, lo vivía casi como un juego, simplemente quería ganar y divertirme. Pero cuando me colgaron aquella medalla, sentí algo diferente, una convicción profunda de que esto iba a formar parte de mi día a día y de mi futuro. En ese instante, decidí que quería dedicarme a esto de verdad.
Pregunta: 14 veces Campeona de España, top 10 mundial y europea… ¿Qué te mueve hoy a seguir compitiendo tras tantos años en la élite? ¿Dónde encuentras esa motivación interna?
Marina: La lucha y la competición han pasado a formar parte de mi identidad. Cada temporada es un nuevo reto, una oportunidad para volver a empezar y superarme. La motivación se va renovando constantemente con pequeñas metas: revalidar el título nacional, conseguir alguna medalla internacional, clasificarme para el Europeo… Siempre ha sido un proceso paso a paso, manteniendo la ilusión por mejorar y seguir creciendo, dentro y fuera del tapiz.
Pregunta: Has conseguido compaginar una carrera académica brillante con el alto nivel deportivo. ¿Cómo se gestiona una vida con tantas exigencias en ambos planos? ¿Cuál ha sido tu clave para mantener ese equilibrio?
Marina: No os voy a mentir: es súper difícil. Hace falta mucha organización, fuerza de voluntad y, sobre todo, ganas. Después de entrenar, lo último que te apetece es ponerte a estudiar, y muchas veces estás tan agotada que ni siquiera puedes pensar con claridad. Pero no hay tiempo que perder. Siempre he dicho que, si yo he podido, cualquiera puede. Nunca fui la mejor estudiante, y hoy estoy terminando una tesis doctoral*. Ha sido un sacrificio enorme, porque mientras otros descansan, tú tienes que seguir con los libros. Muchas veces he pensado en dejarlo, pero ahora puedo decir que ha valido la pena.
Pregunta: Graduada, con dos másteres y y a punto de defender la tesis doctoral*… ¿Cuál ha sido tu motor para seguir formándote?
Marina: Desde pequeña, mis padres me inculcaron la importancia de formarme, de tener una carrera académica sólida junto a la deportiva. Cuando estás en el CAR de Madrid, entrenas mañana y tarde, y no tienes tiempo para trabajar, así que cada vez que terminaba una etapa formativa, buscaba la siguiente. Así fui encadenando estudios, siempre con la idea clara de que el deporte no dura para siempre y que hay que prepararse para el futuro.
Pregunta: Hoy enseñas en la universidad, al tiempo que entrenas al máximo nivel. ¿Cómo es pasar de ser alumna a docente sin bajarte del tapiz? ¿Qué crees que aportas tú a tus estudiantes desde tu experiencia como deportista?
Marina: Es una situación poco habitual, y mis alumnos me lo dicen mucho: no es común que les dé clase una deportista de alto nivel. Pero como siempre quise ser profesora, lo disfruto muchísimo. Creo que puedo aportar mucho en cuanto a los valores del deporte: sacrificio, constancia, motivación… Son claves no solo para un deportista, sino también para cualquier estudiante. En asignaturas como deportes de combate, además, mi experiencia como luchadora me permite enriquecer muchísimo el contenido con casos reales y vivencias propias.
Pregunta: En muchas ocasiones, un gran dilema para el deportista es entrenar, estudiar o trabajar. Muchos piensan que es imposible compaginar el alto nivel con la formación o la experiencia laboral. Tú lo has conseguido, ¿qué le dirías a quienes dudan si dar ese paso?
Marina: Les diría que tienen razón, es muy difícil. El cuerpo se cansa, la mente también, y hay días que acabas hecho polvo. Pero el esfuerzo y la constancia, que ya aplicamos como deportistas, también hay que trasladarlos a la formación académica. En especial en deportes menos visibles o con menos recursos, es fundamental tener un plan B. El día que se acabe la carrera deportiva, debemos tener herramientas para seguir adelante. Por eso, animo a todos los deportistas a formarse, aunque cueste.
Pregunta: El Programa de Atención a Deportistas (PROAD) ha formado parte de tu camino en la carrera dual. ¿Cómo ha sido tu experiencia con el programa? ¿Cumplió tus expectativas?
Marina: Mi experiencia con PROAD ha sido genial. Creo que es una herramienta fundamental para ayudar a los deportistas a compaginar estudios y deporte. A mí me ha facilitado muchísimo tanto la etapa formativa como el inicio en el mundo laboral. Mi tutor, Carlos Calvo, ha sido clave en todo este proceso, especialmente para mi incorporación a la universidad como docente. Y no le puse tareas fáciles… yo no me conformaba con cualquier cosa ¡yo quería ser profesora en la universidad! Pero siempre estuvo ahí para ayudarme.
Pregunta: ¿Qué papel ha jugado el PROAD en tu desarrollo fuera del deporte? ¿Qué destacarías de ese acompañamiento?
Marina: Como decía, contar con un tutor que te acompaña en cada paso es una ventaja enorme. Te orientan para buscar becas, resolver dudas, ayudarte a enfocar tu futuro profesional… Y eso es muy importante, porque los deportistas no siempre tenemos la misma experiencia laboral que otras personas. Este apoyo es clave para que podamos dar ese salto con más seguridad y preparación.
Pregunta: Si pudieras hablar con la Marina que empezaba a competir… ¿Qué consejo le darías? ¿Hay algo que te hubiera gustado saber entonces?
Marina: Le diría que viviera más el momento. Durante muchos años, cada temporada parecía el fin del mundo. Me lo tomaba todo con una presión enorme. Es cierto que hay que dejarse la piel en cada competición, pero si un año no te clasificas para un Europeo o un Mundial, no pasa nada. La carrera deportiva puede ser más larga de lo que imaginamos. Yo, con 32 años, sigo aquí, y de pequeña nunca lo habría creído posible. Así que eso: hay que disfrutar más del camino.
Pregunta: En diez años, cuando mires atrás, ¿qué te gustaría que dijeran de Marina Rueda: la deportista, la profesora, la investigadora…?
Marina: Me gustaría que dijeran: "Lo consiguió". Que, a pesar de las dificultades, del esfuerzo, las lágrimas, las risas y los nervios, fui capaz de hacerlo todo a la vez. Me encantaría ser un ejemplo para las nuevas generaciones, para que vean que sí se puede, que, si una persona como yo lo logró, ellos también pueden hacerlo.
Finalmente, pensando en tus próximos retos. Ahora que combinas deporte, formación y trabajo, ¿qué te motiva en este momento? ¿Cuáles son tus próximos objetivos dentro y fuera de la lucha?
Marina: Mi objetivo más inmediato es defender mi tesis doctoral. Ya tengo muchas ganas de poder decir que soy doctora, ¡sería un sueño cumplido! Y en lo deportivo, quiero volver a entrenar a buen nivel y seguir dando guerra esta nueva temporada. Aún queda Marina para rato.
Como ya hemos mencionado, a fecha de la publicación de esta entrevista nuestra deportista ya ha defendido su tesis doctoral con éxito y puede decir que ¡¡es doctora!! Nuestra más sincera enhorabuena.